Esto ocurrió una noche, cuando un paisano
de ojos extraños, se hizo presente
y confidente, dijo hace un rato
bajó una luz, igual que un plato
y ese relato pude escuchar
Andaba cazando chanchos, cuando los perros
se me plantaron en seco y empezaron a aullar
Silencio, por todas partes, luego un zumbido
y el paisaje colorido apareció en la oscuridad
Estaban tomando mate en una cocina
y aún me pone piel de gallina
entró algo raro, un frío helado
los ojos rojos, desorbitados
de aquel paisano y lo que vivió
la luz se me pone encima, me deja quieto
me va chupando ese viento como aliento de metal
Me dicen no tenga miedo y algo contesto
sin el menor movimiento de la boca para hablar
Entonces pasó en el hombre, que abrió una mano
mostró una piedra, verde brillando
y esa cocina se hizo de día
y algo de afuera, que entró en seguida
como mil chispas, se la llevó
Y todos quedamos quietos, como si nada
con la memoria borrada y el paisano se movió
Contó que perdió los perros en algún lado
y como anda tan olvidado, vino a pedir el favor.
Y yo que al correr del tiempo me fui acordando
vivo pensando si esto era cierto
o es sólo un cuento para cantar.
Me digo, después de todo no ha sido en vano
que aquel paisano pierda los perros
y entre los cerros los vuelva a hallar.
Me digo, no ha sido en vano saber que un perro
volvió distinto, los ojos buenos,
y es curativo ese animal.
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