La lluvia preguntaba
si estarás,
contra aquel vidrio de un café,
y siempre fiel, pero de a dos.
El día en que te vi,
no sólo yo,
éramos varios junto a vos
necesitando tu atención.
Tus ojos reclamaban
discreción
porte distante, ubicación
y cada cual, bailó con vos
Después, casi al final
quedamos tres,
tu novio al lado, y yo era aquél
que conversaba con los dos.
Y el novio me abrazaba
por aislarte,
por querer ponerme aparte
pero, igual yo iba con vos.
Y, así, llegó una tarde
en que llovía,
y recuerdo todavía
mi absoluta discreción.
Y el no, por si mañana
te vería.
Sin el novio, no sería,
y tu fiel dedicación.
El novio apareció
por todas partes
y, pensé, por controlarte
y advertirme su atención,
Sentí un enfrentamiento
inevitable y,
con recelo, aquella tarde
acepté su invitación.
Y así, nos dirigimos
a un café,
luego su risa, su interés
los dos hablábamos de vos.
La tos, como un ataque
al comprender,
que me invitabas a volver,
y ser el novio de los dos.
La lluvia está lloviendo y
me recuerda
mi obsesión, por que me quieras
y un café sin terminar.
Me veo en lo discreto
de esa tarde y,
asustado al estrellarme
contra tu fidelidad.
No sé, te extraño, igual
la lluvia pasa,
mi café quedó en la taza
desolado y sin probar.
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